Esta es una frase que oi una de estas noches miestras escuchaba el podcast de la Rosa de los Vientos (sin duda mi programa favorito de radio, un programa de culto, que hace gente libre, que dice lo que piensa). No recuerdo ni el dia de emision ni el autor de tan afortunada frase.
Está cargada de realismo, dadas las circunstancias actuales. Y a mi entender tambien está cargada de dramatismo, dadas sus consecuencias, tanto a corto como a medio plazo, pero sobre todo cuando hablamos de largo plazo. Me refiero a la manera en que la situacion actual puede afectar a los derechos de las personas, a los ciudadanos, a los que ultimamente se trata como clientes en el mejor de los casos y como mercaderia en el peor de ellos.
Es sorprendente ver con que falta de pudor las empresas, sus representantes por supuesto, comunican en el mismo acto; unos beneficios casi insultantes, un reparto de esos beneficios entre sus máximos dirigentes, no menos insultante, y finalmente un reajuste de plantilla que en este caso ya es a todas luces MUY insultante.
Pero lo peor de todo no es esto, no que va. Lo peor es que los Estados no tienen ningun tipo de mecanismo, ni poder, ni ley, ni orden que les permita actuar, maás allá de aceptar un chantage o soborno por parte de esa empresa en la que hay que inyectar dinero de forma insultante, nuevamente, a fin de que retrasen esos despidos.
Los gobiernos, y por definicion los propios Estados, han dejado de hacer politica, han dejado de velar por los intereses de sus ciudadanos y han pasado a cotizar en bolsa, quedan a expensas de un mercado absolutamente improducivo que solo pretende especular, y ahora ya, no con ladrillo, sino con nuestros derechos, con nuestras vidas. Uf que miedo me da todo eso
lo dire hoy y lo repetiré en más ocasiones. Mi esperanza es un movimiento que surge en 2011 y que ojalá perdure. El 15 M, los indignados. intentaré dedicarle a ellos integramente uno de mis proximos posts.
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